Mañana, 26 de abril, comienza una nueva etapa para nuestros pequeños, quienes durante una hora al día y no a más de un kilómetro de distancia de sus hogares, podrán salir a pasear y disfrutar del aire libre, acompañados de un adulto. Tenemos que aprender a salir de casa en una situación diferente. Para ello, lo primero y más importante es trasmitir calma, seguridad y cierta normalidad, sin negar la realidad.
Durante un largo periodo hemos educado a los niños sobre la importancia y necesidad de no salir de casa; ahora toca educarlos para jugar en la calle sin tocar nada, manteniendo un metro y medio de distancia de cualquier persona, con el objetivo de evitar contagios y por lo tanto la propagación del virus. Somos los conductores de sus emociones y nuestro estado de ánimo y comportamientos influyen de manera determinante en los suyos. Evitemos dramatizar e infundir miedos que produzcan angustia a nuestros menores.
Convirtamos al niño en protagonista de este momento respetando su decisión de salir o posponiéndola, ayudándole a interiorizar las precauciones a tomar, facilitándole, la salida con algún juguete que sea especial, y sobretodo viendo esta experiencia como algo positivo, como una mejora en la situación. Al volver a casa seria conveniente hablar sobre cómo se siente y felicitarle por la buena ejecución de las normas y precauciones tomadas.
Ánimo queda un día menos para abrazarnos.