Un recorrido por los más de 100 años de historia de nuestra presencia en Burgos.
Un recorrido por los más de 100 años de historia de nuestra presencia en Burgos.
La llegada a Burgos, procedentes de Gerona, el 14 de Agosto de 1891 de los primeros Hermanos, Basilio, Bertulle e Ignacio Vila, marca el embrión del magisterio marista en nuestra ciudad. Las traseras del Palacio del Cordón, junto al Pórtico de la leña, fueron el primer asentamiento colegial. Aquel habitáculo utilizado como granero se arrienda al primer superior de la Comunidad, el Hno. Basilio (Adventino Augiel). Tras una exhaustiva limpieza se abrió el primer centro de enseñanza, bajo el nombre de Sagrados Corazones. Su impacto pedagógico creo efectos inmediatos y un importe número de alumnos afluyó a estas instalaciones. Una carta de la diócesis burgalesa al Superior señalaba: El fin tan elevado y trascendental de esa Congregación Marista ha sido bien comprendido por muchas familias de la ciudad. La pastoral abundaba en la necesidad de una ampliación para dar una mayor cabida a los dos centenares de alumnos del aquel primer foco germinal marista burgalés.
Ilusionados, aquel grupo carismático de los Pequeños Hermanos de María encuentran un solar junto a la Iglesia de San Cosme y San Damián entre los números 16 y 18 de la calle Concepción, una ancestral heredad que desde el siglo XVI había pertenecido a la familia del regidor municipal D. Antonio de Sarmiento. El Archivo Municipal recoge esta escritura datada el 23 de Enero de 1893 y se trata del primer documento vinculado a la Institución. La estancia fue ampliándose hasta la calle de Barrio Gimeno y la entrada se decoraba con una hermosa portada ecléctica decimonónica proyectada por el Hermano Helión, a sugerencia del arquitecto francés F. Odonose.
Nuevas remodelaciones ampliarán las estancias colegiales, según suscriben sendos documentos hallados en los registros municipales y firmados por el arquitecto municipal y el superior Eugene Monteil en 1900. Dos años más tarde, se extenderán las dependencias con un pabellón anexo.
Comienza el siglo XX y la Comunidad Marista burgalesa poseía veintiún Hermanos distribuidos en tres colegios muy cercanos, los Sagrados Corazones, las escuelas de niños del Círculo Católico (1911- 1966) y el Colegio de San Antonio (1909-1965) de gran predicamento en la urbe.
Los Sagrados Corazones se revitalizarán mediante una modélica transformación, obra del arquitecto Amman, diseñando en 1927,una elegante capilla neogótica, salón de Actos y se revoca toda la fachada. Unos años antes en 1907 se había levantado un frontón en cuyo remate superior se podía leer esta frase: “¡Jóvenes, rezad bien, estudiad mucho, jugad con entusiasmo!” así perduró hasta 1984.
Los Maristas se hacen cargo en 1935 de la Escuela Serramagna y en 1937 el colegio pasará a denominarse Liceo Zorrilla. Cuando finalice la Guerra Civil tomará el actual nombre de Liceo Castilla.
Eslabón tras eslabón la institución de Champagnat va forjando su identidad en la ciudad. Millares de alumnos se forman en las aulas y desarrollan amplias actividades deportivas. El nutrido grupo de internos que no tenían cerca a su familia fue una de las secciones más vitales del colegio y el año 1967 se celebran los 75 años de la fundación colegial.
Desde 1951, la Casa de Miraflores junto a la Cartuja será la sede del Juniorado, vivero de religiosidad marista, allí estudiaban el bachillerato un nutrido grupo de escolares. Entre 1997 y 1998 se cerró esta residencia de formación y hoy alberga un albergue juvenil, lugar idílico para el retiro y la convivencia.
Las Leyes educativas aparecidas en el umbral de los años setenta y ochenta alumbrará reformas pedagógicas: Prescolar, EGB, BUP y COU, ello requerirá nuevos cambios estructurales internos en la arquitectura colegial para adecuar las instalaciones a las demandas docentes. El viejo e histórico Liceo en el curso 1983 – 84 dice adiós. El lugar elegido para la construcción del Nuevo Liceo será la carretera de Pozanos en la periferia oriental de la ciudad, una zona donde comenzaba a fraguarse una intensa actividad constructiva de importantes servicios públicos.
Orquestada la planificación y el diseño con dos espaciosas parcelas de 17.358 m2 y 8519 m2 respectivamente, se albergarán varios pabellones con numerosas aulas, espaciosos patios de recreo, salón de Actos junto a los Museos Didácticos de alto valor científico y el Polideportivo. El 12 de Agosto de 1984 se procedió a la inauguración.
Aquel aserto del modesto vicario de la Valla: Para educar hay que tener el corazón abierto a los niños y jóvenes con dificultades resultó proverbial, la mudanza fue un éxito dado el importante número de alumnos y alumnas que se matricularon en el reciente centro educativo mixto. El Ayuntamiento concederá al colegio la Medalla de Oro de la ciudad en 1992, en agradecimiento por la labor realizada.
Con la mirada puesta en los desafíos del siglo XXI se proyecta una profunda innovación metodológica formando al profesorado y al alumnado en competencias clave para su desarrollo personal de aprender a aprender, basados en la violácea idiosincrasia marista: Humildad, sencillez y cercanía. Se desarrolla en sus clases un aprendizaje de vida, cultura, evangelización y atención a la diversidad, siendo catalogado desde el 2016 entre los mejores colegios de España.
El Liceo Castilla – historia en construcción permanente – ha sido y será la huella tenaz de un hombre llamado Marcelino cuya fe transcendió desde las orillas del rio Gier hasta las riberas del Arlanzón. Su sueño nutrió un futuro esperanzador en generaciones de burgalesas y burgaleses que aprendieron en sus aulas: El espíritu de una escuela marista es el espíritu de familia.